15 de octubre de 2012

El 25-S y, ¿La nueva perspectiva? O una fecha más



·        El antes:

            El pasado martes 25 de septiembre, varios colectivos, que confluyeron en la plataforma “En Pie!”, convocaron una acción bajo el lema “Rodea el Congreso”. Esta convocatoria, que se había anunciado desde antes del verano, suscitó mucha polémica desde el principio, ya que era poco clara y ambigua (grupos fascistas se habían apuntado a la convocatoria) y además, carecía de toda seriedad.
            Poco a poco, la convocatoria fue ahuyentando los fantasmas de la extrema derecha y tomando forma. Al final, la acción, tendría como objetivo rodear el Congreso de los Diputados (la Cámara Alta en el Estado español) con la idea de hacer dimitir al gobierno (por incumplimiento de programa electoral y su política de recortes) y tratar de crear un nuevo escenario político, a través de un proceso constituyente.
            Durante los dos fines de semana previos a la acción, un grupo de organizadores se reunía en el madrileño parque del Retiro para debatir qué y cómo hacer el 25-S. Estas reuniones acabaron con la identificación, por parte de la policía, de todos los asistentes, lo cual indica el grado de preocupación del gobierno antes esta convocatoria. Con este proceder, la policía ya tenía a quién señalar por el 25-S de manera efectiva y contrastada, pero para ellos no fue suficiente. A una semana del acontecimiento, la propia policía desalojó un Centro Social Okupado, “Casablanca”, ya que en su interior, entre otras muchas cosas, se producían reuniones preparatorias del 25-S. El golpe al movimiento social madrileño ha sido brutal ya que ese Centro ayudaba a organizarse a muchos colectivos y asociaciones, que realizaban una auténtica construcción de ese tejido social del cual estamos tan necesitados. Como dato curioso de lo que quedó tras la tapia levantada por orden de la policía, están los más de 10.000 volúmenes que se habían llegado a reunir en la biblioteca.
            Por otro lado, y según se iba acercando en el calendario la fecha indicada, los políticos del régimen y sus “Mass media”, empezaron a jugar su papel de criminalización. Para empezar, el partido en el Gobierno, el Partido Popular, comparó la futura acción con el intento fallido de golpe de estado que se produjo (por parte de la Guardia Civil) el 23 de Febrero de 1981. Esta estrategia, responde a un intento de criminalización de la crítica al Régimen, el cual se está debilitando cada vez más. La convocatoria del 25-S en ningún momento pretendía “asaltar el Congreso”, como ellos querían hacer ver; simplemente pretendía rodearlo, como muestra del descontento social con la casta política. Además, llamaron la atención ciertos comentarios que, siguiendo en la línea criminalizadora, pretendían defender el Congreso de los Diputados como el lugar donde reside legítimamente la Soberanía Popular. Resulta paradójico que, el partido que más ha recortado la soberanía (si es que alguna vez la tuvimos) a favor de los mercados, salga a la palestra opinando de esta manera. España está liderada por un gobierno tecnócrata, como Italia (con la ligera diferencia de que aquí, en España, se esconde y en Italia no), que ha vendido la posibilidad de hacer política a los intereses de la estabilidad el Euro y la capacidad financiera de los bancos. El otro factor, no ya de criminalización sino de impulso del miedo, fue el que ejerció la Delegada del Gobierno en Madrid (un cargo político que da las órdenes a la policía), la cual dijo que la protesta estaría protagonizada por “radicales” y “antisistema”, por lo cual la manifestación sería “violenta”.      


  • El durante:

            Llegando ya al día 25 de septiembre, llamó poderosamente la atención el brutal despliegue policial. Había más de 1400 policías en las inmediaciones del Congreso, que habían preparado un cordón de seguridad de más de 100 metros de diámetro, al cual no se podía acceder. El escenario era poco más que bélico y el ambiente estaba cargado, tanto del lado de los manifestantes (por el cierre del Centro Social y las identificaciones) como el de la policía.
            Desde primeras horas de la mañana pudimos empezar a ver que el nivel de represión iba a ser muy alto. Los autobuses que llegaban a la capital, eran detenidos en las autovías con el objetivo de requisar cualquier objeto “peligroso”. Uno de estos objetos fue una máscara del protagonista del cómic “V de Vendetta”, Guy Fawkes, debido a su vinculación con el grupo “Anonymous”. Además, cuando los autobuses llegaban a Madrid, sus ocupantes también eran registrados, puestos en fila contra una pared. Ese día, todos teníamos que demostrar que éramos inocentes. Otra cosa que nos llamó la atención fueron los francotiradores que se apostaban en los tejados de algunos edificios del centro de Madrid.
            Ya por la tarde, la mayor parte de la gente se concentró en la Plaza de Neptuno (una amplia zona de más de 10.000 metros cuadrados), la cual estaba abarrotada de gente (aunque según el gobierno había 6000 personas, todo parece indicar a que éramos más de 20000). Justo cuando llegaba a la plaza, se nos colocó detrás un grupo de encapuchados con una pancarta protegida para soportar cargas policiales, los cuales, al ver a la policía a un lado de la calle que bajábamos y que llegaba hasta la Plaza de Neptuno, se encapucharon. En ese momento, un cordón de manifestantes les rodeó, dejando claro que la manifestación, o era pacífica, o no era. Este grupo, amedrentado, se disolvió, pero horas más, ya de noche, se reagruparon y se plantaron delante del cordón policial que separaba el Congreso y la manifestación, ya concentración.
            En ese momento, la tensión se disparó y, unos minutos después, se produjo la carga más brutal que yo haya visto en mi vida. Es importante añadir el matiz de que dentro del grupo de insurreccionalistas se encontraban una decena (al menos) de policías de paisano infiltrados, que calentaron los ánimos de los encapuchados. Esta masa de tarados (menos de 50 personas), le dejó en bandeja a la policía la posibilidad de comenzar la carga. El hecho de que hubiera policías dentro de la manifestación realizando “actos delictivos” lo demuestra un vídeo en el cual, uno de los encapuchados es detenido y, al estar el policía reduciéndolo a golpes para detenerle, el infiltrado grita: “que soy compañero, coño!”.
            A partir de esa carga, la policía aplicó una terrible represión contra toda la gente que se encontraba a su paso (hay numerosas fotografías de varios ancianossangrando mientras son detenidos). La acción policial se alargó en tiempo y espacio, llegando a producirse otra carga violentísima a más de 1 kilómetro de distancia del punto inicial. La estación de tren de Atocha (similar en tamaño a la Termini, en Roma), fue el lugar que un amplio grupo de manifestante eligió para huir de la persecución policial, o bien para marcharse a casa después de tanto sobresalto. La policía penetró en la misma, llegando a invadir los andenes y disparando sus pistolas de pelotas de goma sin importar el daño que podían causar. La ira policial fue tal que a varios periodistas les rompieron sus cámaras ya que estaban grabando y fotografiando algo que no se quería saber y, por otro lado, llegaron a retener y golpear a personas que no habían asistido a la manifestación y se encontraban en la estación esperando volver a casa.
            La lista de heridos por esas cargas asciende a 60 personas, alguno de los cuales son policías infiltrados, heridos por sus propios compañeros. Uno de los heridos sigue estando en el hospital con una lesión medular, la cual evoluciona favorablemente, aunque no se sabe el alcance real de la misma.

  • El después (conclusión):

            Después del 25-S, hubo una concentración en el mismo lugar donde 24 horas antes se habían producido tales hechos. A la misma acudió mucha gente (aunque no tanta como el día anterior). El sábado 29 se produjo, de nuevo, otra, y esta vez podríamos decir que fue aún más masiva que la del propio 25-S y es que, cuando nos tocan a uno, nos tocan a todos.
            Quizás sea demasiado precipitado sacar conclusiones profundas a estas alturas, pero yo me atrevería a citar, muy brevemente, tres:

-          Por un lado la (fallida) estrategia de criminalización y miedo del gobierno de Rajoy ante la protesta social, completamente legítima ante sus actuaciones. Se ha demostrado que, ante las mentiras del Gobierno y gracias a las imágenes de la brutal represión que sufrimos el pasado 25-S, el pueblo no se amedrenta fácilmente y volveremos a la calle 1 10 y 100 veces. Además, haciendo honor al lema “un desalojo, otra okupación”, ya se ha abierto un nuevo centro social en Madrid.
-          La segunda conclusión es que el avance de los movimientos sociales tras el pasado 15-M no puede (ni debe) ser menospreciado ni silenciado. Podremos tener más o menos dudas sobre lo positivo o negativo de un Proceso Constituyente (yo soy el primero que tiene sus dudas), pero de lo que tenemos que estar seguros es de que cada vez los movimientos sociales se están asentando, viviendo un continuo proceso de flujo.
-          Por último, aunque no por ello menos importante, se ha visto cómo se está creando un contrapoder efectivo dentro de la prensa. Si bien es cierto que el día después la prensa oficial del régimen trató el tema de la manifestación, no se vio ni mucho menos la represión de la que fuimos objeto los manifestantes. Gracias a los medios alternativos y las redes sociales, fabricar la verdad oficial ya no es tan fácil ni tan efectiva. Además, no podemos dejar de lado el rechazo total que la manifestación mostró por el escaso grupo de insurreccionalistas que, una vez más, facilitó el papel represor de la policía.







Eduardo Vega


No hay comentarios:

Publicar un comentario