Dimitris Christoulas era un hombre griego que decidió acabar con su vida el pasado 4 de abril en la Plaza Syntagma de Atenas, frente al Parlamento griego. Su motivo era su precaria situación económica. Ahogado por las deudas y con una pensión de jubilación cada vez más baja decidió quitarse la vida para no verse obligado a buscar comida en la basura. Tenía una hija y una mujer. Su herencia serán deudas y espero que un bonito recuerdo de un padre y marido ejemplar. En su carta de despedida decía que no quería “sobrevivir a la crisis con una pensión que había pagado durante 35 años sin ninguna ayuda del Estado” y que la única manera de reaccionar ante la crisis, pues su “avanzada edad no le permite una forma de reaccionar más dinámica”, fue “poner un fin digno a su vida”.
También dejó escrita una frase que va para todos nosotros:
“Algún día, los jóvenes sin futuro tomarán las armas y colgarán a los traidores de este país en la Plaza Syntagma, al igual que hicieron los italianos con Mussolini en 1945”.
A las 9h del 4 de abril de 2012 (las 7h en España) llegó a la plaza ateniense, se acercó con total tranquilidad a un árbol situado en mitad de la explanada y se pegó un tiro en la cabeza tras gritar: “No quiero dejar deudas a mis hijos”. Lo primero que podemos pensar de este hombre es que no estaba en su sano juicio, que debía haber luchado de otra manera, pero yo como joven, no quiero ni pensar en la desesperación que debía estar pasando. Él había estudiado, era farmacéutico, había trabajado sus años hasta llegar a la jubilación. Y pensar que “mejor muerto que vivo”… No quiero ni imaginármelo. Por la noche, miles de griegos salieron a la calle para decirle al gobierno que “el pueblo griego no se acostumbrará a estas muertes” y, al grito de “No es un suicidio, es un asesinato” se plantaron frente al parlamento heleno recordando a este valiente hombre. Un dato muy relevante es que ante el avance de las medidas de austeridad del gobierno de Papadimos la tasa de suicidios ha crecido en un 69%. Si esto no es violencia o terrorismo de Estado, ¿qué es?
Nosotros, que estamos estudiando para llegar a ser “algo”, tener un trabajo, un futuro, y que se vea tan sumamente difuso. ¿Qué nos queda a nosotros? El otro día la Ministra de Trabajo dio un golpe de Estado y nos quitó la soberanía, aunque ya sabemos que hace tiempo la hemos perdido. La Reforma Laboral nos garantiza inestabilidad laboral para el resto de nuestras vidas. Estamos volviendo al siglo XIX, somos conscientes, y no hacemos nada. Nos han enseñado a sentir que “esto es libertad”, que “nuestros padres lo pasaron peor” y que ahora ¡SOMOS LIBRES! No debemos quejarnos, porque nuestros padres ya lo hicieron por nosotras. Pero nuestros padres se están suicidando, desesperados.
A las 9h del 4 de abril de 2012 (las 7h en España) llegó a la plaza ateniense, se acercó con total tranquilidad a un árbol situado en mitad de la explanada y se pegó un tiro en la cabeza tras gritar: “No quiero dejar deudas a mis hijos”. Lo primero que podemos pensar de este hombre es que no estaba en su sano juicio, que debía haber luchado de otra manera, pero yo como joven, no quiero ni pensar en la desesperación que debía estar pasando. Él había estudiado, era farmacéutico, había trabajado sus años hasta llegar a la jubilación. Y pensar que “mejor muerto que vivo”… No quiero ni imaginármelo. Por la noche, miles de griegos salieron a la calle para decirle al gobierno que “el pueblo griego no se acostumbrará a estas muertes” y, al grito de “No es un suicidio, es un asesinato” se plantaron frente al parlamento heleno recordando a este valiente hombre. Un dato muy relevante es que ante el avance de las medidas de austeridad del gobierno de Papadimos la tasa de suicidios ha crecido en un 69%. Si esto no es violencia o terrorismo de Estado, ¿qué es?
Nosotros, que estamos estudiando para llegar a ser “algo”, tener un trabajo, un futuro, y que se vea tan sumamente difuso. ¿Qué nos queda a nosotros? El otro día la Ministra de Trabajo dio un golpe de Estado y nos quitó la soberanía, aunque ya sabemos que hace tiempo la hemos perdido. La Reforma Laboral nos garantiza inestabilidad laboral para el resto de nuestras vidas. Estamos volviendo al siglo XIX, somos conscientes, y no hacemos nada. Nos han enseñado a sentir que “esto es libertad”, que “nuestros padres lo pasaron peor” y que ahora ¡SOMOS LIBRES! No debemos quejarnos, porque nuestros padres ya lo hicieron por nosotras. Pero nuestros padres se están suicidando, desesperados.
Por otro lado, en el colegio nos han enseñado que “esto” es la democracia y que es el mejor sistema que cualquier otro, que si estoy descontenta puedo cambiar las cosas con mi voto, que no debo cuestionar la decisión de la mayoría, pues ¡ES LA MAYORÍA! Pero cada vez que leo un periódico veo a los nombres de Moody’s, Fitch o Standard & Poor’s, hablando de la economía de los países y cómo tienen más poder que cualquier nombre que aparezca en una papeleta electoral… Pero lo grave es que no estoy planteando ninguna idea nueva. Todos sabemos que hay un ellos que nos está avasallando y un nosotros que está dándolo todo por la “patria”, sacrificando todo lo que tenemos y siendo pacientes hasta que lo solucionen, como siempre. Pero, este camino no nos está funcionando. Tampoco el de las manifestaciones ni las huelgas, ¿qué hacemos? ¿Cuál es el siguiente paso?
Sabemos también que los sindicatos que tenemos no funcionan, que han demostrado en muchas ocasiones ser unos vendidos y que reciben dinero del Estado y que por tanto su discurso está limitado. También sabemos que la patronal recibe dinero del Estado. Sabemos que los bancos privados se están llevando nuestro dinero. Sabemos que la nueva iniciativa para pagar a los proveedores es también una acción especulativa del gobierno con los bancos privados. Lo sabemos. ¿Qué hacemos?
¿Cogemos las armas como nos dijo este anciano?
Lady Mc Tetis